El autor Umberto Eco, con
algunos de los capítulos de su libro, quiere enseñarnos las cualidades de
la imagen: representación, simbolización y abstracción.
En la introducción del
libro, podemos ver como el autor afirma, que "lo bueno para nosotros, es
lo que nos gustaría tener" y por otro lado, que la belleza es algo de lo
que disfrutamos por lo que es en sí mismo. De esta forma, si fuera nuestro algo
bello seríamos felices, aunque como el autor señala, es importante no confundir
el significado de belleza con el de deseo.
También por el paso de los
años, se ha establecido una relación en la belleza del arte, por ello se creó
el significado de “bellas artes” para de esta forma poder diferenciar la
pintura y arquitectura, de la artesanía. Aunque el autor afirma, que la belleza
es conocida gracias a los artistas (poetas, novelistas), que escribieron su
opinión sobre lo que a su parecer era bello, únicamente fue San Bernardo el que
recogió que en Occidente, en el siglo XII la representación de los monstruos era
bella, al igual que para las ciudades primitivas, era bello las mascaras, los
graffitis.
El autor finaliza la
introducción señalando que en la actualidad, la finalidad de los documentos no
es artística, sino es entretener al espectador. Y como las grandes obras de
arte, se igualaban a documentos sin tanto valor estético, para comprobar el
ideario de belleza de la época, mediante las diferencias de las distintas obras.
Por otro lado, en el
capítulo 16 “De las formas abstractas a la profundidad de la materia”, el autor
aclara que el arte contemporáneo fue el que descubrió el poder que tiene la
materia, al ser una fuente de inspiración, al verse como un fin, y como
un objeto de discurso: las manchas, los goteos, las grietas, debido a que se
puede considerar pintura informal, al recibir la obra el nombre del material,
para que las personas las observen con ojos más sensibles.
El autor define “objet
trouvé”, a las esculturas que son objetos de la vida cotidiana, únicamente que
éste tiene la finalidad de provocar al espectador. Porque muchas veces de
un objeto inútil para nosotros, puede hacerse una obra, esta es la
"técnica refinada". Entonces podemos ver una crítica del artista, al
mundo industrializado. Así se crea la “estética de los fractales”, una textura
invisible a la percepción del hombre.
Y en el capítulo 17 “La
belleza de los media”, el autor cuenta la controversia entre la belleza de la
provocación y la del consumo.
En cuanto al arte
vanguardista, lucha por cambiar los cánones de belleza establecidos por los
medios de masas. Es de carácter mistérico, por las experiencias vividas de las
personas.
Por último, el autor nos
habla de la publicidad, y nos aclara que también el dibujo se ha adaptado a la
estética dominante de la época, criticando que el arte culto esté establecido
en un ambiente postmoderno. Ya es a partir del siglo XX, cuando existe un
politeísmo de la belleza, por ello afirma que no ser podrá distinguir en un
futuro, el ideal estético de la época.
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